EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Dios y las obras de Dios



  
La vida del cristiano se topa a veces frente a una "paradoja": quiero estar al servicio de Dios, al servicio de la evangelización, pero los acontecimientos que irrumpen en mi vida lo impiden. No puedo transmitir la fe a otros. No puedo anunciar a los demás la Buena Noticia que ha cambiado mi vida ¿Cómo es posible que Dios lo permita? Es voluntad de Dios. 

La vida de muchos santos está marcada por esta aparente paradoja, que no es tal. Es, simplemente la inescrutable voluntad de Dios que, en su sabiduría infinita, busca la conversión de los hombres. Y lo hace con acontecimientos, muchas veces duros (la cruz) que incluso suponen el sacrificio de la propia razón. Muchas personas santas han experimentado esta situación en sus vidas. He elegido tres de ellas. Una, el cardenal vietnamita Van Thuan, que pasó trece años en prisión por orden de las autoridades comunistas. Era obispo de una diócesis floreciente cuando el ingreso en prisión truncó toda su obra pastoral, la que él mismo llamó "obras de Dios". Otro ejemplo es el del Hermano Rafael, el monje trapense español al que su grave enfermedad de diabetes impidió vivir la regla de su orden en el Monasterio de San Isidro de Dueñas (Burgos), donde pasó buena parte de su clausura solo en la enfermería. El tercer ejemplo es Etty Hillesum, joven judía holandesa que vivió una profunda experiencia de Dios en 1941, en los años de la ocupación nazi en su país. Su primavera espiritual se vio "atropellada" en 1943 por su deportación al campo de trabajos forzados de Westerbork (Holanda) y posteriormente al campo de concentración de Auschwitz, donde murió. Aquí dejo sus propios escritos de estas experiencias.



CARDENAL FRANÇOIS-XAVIER NGUYEN VAN THUAN

"Una noche, desde el fondo de mi corazón, oí una voz que me sugería: "¿Por qué te atormentas así? Tienes que distinguir entre Dios y las obras de Dios. Todo lo que has hecho y deseas seguir haciendo: visitas pastorales, formación de seminaristas, religiosos, religiosas, laicos, jóvenes, construcción de escuelas, de hogares para estudiantes, misiones de evangelización de los no cristianos...todo eso es una obra excelente, son obras de Dios, pero ¡no son Dios! Si Dios quiere que abandones todas estas obras, poniéndolas en sus manos, hazlo pronto y ten confianza en Él. Dios hará las cosas infinitamente mejor que tú; confiará sus obras a otros que son mucho más capaces que tú. ¡Tú has elegido sólo a Dios, no a sus obras!"


"Mientras me encuentro en la prisión de Phú-Khánh, en una celda sin ventana, hace muchísimo calor, me sofoco, siento disminuir mi lucidez poco a poco hasta la inconsciencia; a veces la luz permanece encendida día y noche; a veces siempre está oscuro; hay tanta humedad que crecen los hongos en mi lecho. En la oscuridad vi un agujero en la parte baja del muro —para hacer correr el agua—: así pasé más de cien días por tierra metiendo la nariz en este agujero para respirar. Cuando llovía, subía el nivel del agua, y entonces entraban por el agujero pequeños insectos, pequeñas ranas, lombrices y ciempiés entraban desde fuera; los dejaba entrar, ya no tenía fuerza para echarlos fuera.

Escoger a Dios y no las obras de Dios: Dios me quiere aquí y no en otra parte. Cuando los comunistas me metieron en el fondo del barco Hâi-Pông con otros 1,500 prisioneros, para transportarnos al norte, viendo la desesperación, el odio, el deseo de venganza sobre las caras de los detenidos, compartí su sufrimiento, pero rápidamente me llamó otra vez esta voz: «escoge a Dios y no las obras de Dios», y yo me decía: «De veras, Señor, aquí está mi catedral, aquí está el pueblo de Dios que me has dado para que lo cuide. Debo asegurar la presencia de Dios en medio de estos hermanos desesperados, miserables. Es tu voluntad, entonces es mi elección" (Cinco panes y dos peces)

SAN RAFAEL ARNÁIZ, HERMANO RAFAEL

"Siento una cosa dentro que me dice: mortificación.., penitencia...,sacrificio..., nada de eso hago. 
-Padre, ¿puedo levantarme al Oficio?
-No, hijo, que necesitas descanso
-Padre, ¿puedo cercenar la comida?
-No, hijo, que necesitas alimento
-Padre, ¿puedo ir al trabajo del campo?
-No, hijo, que te cansas

Bueno, pues a obedecer..., y obedezco a veces con unos deseos inmensos de hacer lo contrario..., saltar la prudencia, y..morir por Jesús y María"    

"Mi vida es la de un bobo en un Monasterio (..) Ni hago bien la oración, ni la meditación, ni la lectura. En el trabajo...apenas trabajo. Cuando como y duermo, no hago mas que eso...comer y dormir como un animalito. Y así no puedo seguir...no debo seguir. Mas ¿qué he de hacer? Inútil y enfermo...¡pobre hermano Rafael! Bástete purificar la intención en todo momento, y en todo momento amar a Dios; hacerlo todo por amor y con amor...El hecho en sí no es nada, y nada vale. Lo que vale es la manera de hacerlo...¿Cuándo comprenderás esto? Qué torpe eres. (Obras completas. Dios y mi alma, 1938)

ETTY HILLESUM

"Dios mío, Tú que me has enriquecido tanto, permíteme también dar a manos llenas. Mi vida se ha convertido en un diálogo ininterrumpido contigo, Dios mío, un largo diálogo. Cuando me encuentro en un rincón del campo, con los pies plantados en tu tierra y los ojos elevados hacia tu cielo, el rostro se me inunda a menudo de lágrimas, único exutorio de mi emoción interior y de mi gratitud. También por la noche, cuando acostada en mi litera me recojo en Tí, Dios mío, lágrimas de gratitud inundan a veces mi rostro, y eso es mi oración" (Etty Hillesum. Un itinerario espiritual) 

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