EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Desierto


Dt 8, 2-3; 14-16

Ser monja. Agustinas contemplativas de Sant Mateu

Asi somos, así­ vivimos from Monjas Agustinas Sant Mateu on Vimeo.



    "Muchos me lo preguntáis, así que escribo estas letras para compartir con todos lo que Dios ha hecho y está haciendo en mi vida. 

   Hace medio año tomé la decisión de entrar como postulante (aspirante a monja) en un monasterio de clausura (el de las agustinas, en Sant Mateu). Esto suena surrealista si miramos la sociedad actual y la vida que hasta mi entrada en el convento he llevado. 

Quien no me conoce puede pensar que soy una beata, una santita… ¡Ojalá! Pero quien me conoce un poquito sabe de sobra que no es así. De niña fui siempre muy introvertida, pensando que era el patito feo, poco estudiosa, gordita, con granitos,… ¡Vamos: poco vistosa! Y esto creó en mi niñez una gran sensación de vacío afectivo. Cuando crecí y empecé a ser "más vistosita" creí entender que esto era lo importante: llamar la atención, ser sociable, simpática, amable,… ¡Todo fachada! Caí en el peligro de preocuparme tanto de lo de fuera que descuidé lo de dentro, todos los dones que Dios me había regalado los estaba aprovechando para llenar mi yo afectivo en lugar de compartirlos con los hermanos. ¡Cuán ignorante fui!

En mi adolescencia me comporté como un pavo real: presumiendo de mis plumas. Pero, como al susodicho, cuando está bien hinchado, resulta que le despellejan, le cortan a trocitos, le guisan y sirve de alimento a unos comensales, esto mismo hice yo conmigo. Sin embargo hay algo que ningún mortal puede matar y es la conciencia; esta gritaba en mi interior día y noche, sabía que la belleza exterior, el dinero, la fiesta, el trabajo, los amigos de juergas, todo esto pasa, llevándose cada cual un trozo de mi; y llega un momento que te paras, miras a tu alrededor y ves que no te queda nada. 

    Yo tuve la gran suerte de seguir teniendo una familia a mi lado, aunque muchas veces no lo merecía; de tener amigos de verdad y gente que me quería bien; y sobre todo pude contar con el apoyo de la Madre Iglesia, sí, esa que miramos tan mal y hemos injuriado tanto. Ella es la que me ayudó a reconstruir mi interior, a poner valores en mi vida y entender que la culpa de lo que a mí me pasaba no la tenían los demás, eran mis elecciones las que me han llevado a momentos desesperanzadores en los que todo me daba igual, vivir que morir ¿qué importaba?... Fue la Iglesia la que dio sentido a mi vida por medio de Dios y ha sido la Virgen la que ha llevado mi vocación en todo momento. Si por mí fuera seguiría malviviendo por ahí, vendiéndome a cualquier precio por un poco de cariño y matándome a trabajar por un poquito más de dinero con el que sólo compraba los lujos para el cuerpo, destruyendo el alma. Es del alma de quien nos debemos preocupar, pues ya se encargará el que vive dentro de tener la fachada arreglada. 

    Cuando tienes acontecimientos en que te hallas entre la vida y la muerte (lo que me ocurrió con mis dos accidentes de coche en poco tiempo) te planteas preguntas existenciales: ¿qué hay detrás de la muerte?... ¿En qué estoy gastando la vida?...En el único sitio donde encontré respuesta convincente a estos enigmas fue en la Iglesia, y no se trata de creerlo o no, se apoya en la evidencia de que la vida avanza, bien hacia donde yo y mi destino quiere (pues no sólo depende de mí) o bien la pongo en manos de Dios y me fío de lo que él dispone; esto a primera vista parece más loco, pero os confirmo que da más plenitud y seguridad responder a su llamada. Nunca te obliga a nada y si te dejas guiar,… ¿dónde te va a llevar tu Padre, que te quiere, te conoce, es creador y poseedor del mundo entero? Por supuesto al sitio más adecuado para ti, en el que llegues a ser más feliz. ¡Es lo que hoy por hoy, con satisfacción estoy experimentando y os comparto!"  RAQUEL VALVERDE   Septiembre de 2011


El sacrificio de uno para la salvación de muchos

El árbol de la vida. El regreso a Dios


  El árbol de la vida (2011), de Terrence Malick es, a mi parecer, mucho más que una obra maestra, una obra de arte, un poema visual o un futuro clásico del cine. Se trata, a mi entender, de una Palabra para el hombre contemporáneo, para su sufrimiento. Es un testimonio cristiano valiente que nos ofrece el camino hacia la reconciliación con Dios, como este sendero de madera del fotograma.

    No en vano, la película empieza con una cita bíblica, tomada del Libro de Job. Se trata de dos de los primeros versículos del primer discurso de Dios a Job, titulado La Sabiduría de Dios confunde a Job. Dicen: ¿Dónde estabas cuando yo echaba los cimientos de la tierra (...) mientras me alababan los nacientes astros y prorrumpían en voces de júbilo todos los ángeles e hijos de Dios? (Jb 38 4.7)

    Así empieza la película. Con una pregunta de Dios a nosotros que contiene toda una Palabra del Padre. Como a Job, Dios nos pregunta si, en nuestro sufrimiento, somos capaces de cuestionar su obra en nosotros, a Él, que ha hecho todo, lo más grande. Que nos ha creado.

   La primera imagen es la de Dios, a través de una nebulosa en movimiento en medio de la nada, la oscuridad. Es el Alfa y la Omega. El principio y el fin.

    Poco después, oímos a Jack, el personaje principal, en off, dirigiéndose a Dios: "Hermano. Madre. Fueron ellos quienes me guiaron hasta tu puerta (Dios)" (la imagen de la puerta aparece varias veces más adelante, en medio del desierto. Es la puerta de la fe) La madre le llevó a Dios a través de su ejemplo de vida en la caridad cristiana. Y su hermano, a través de su lealtad y generosidad, pero también por el sufrimiento derivado de su  muerte, que le acompaña desde entonces y que le lleva a hablar con Dios, a hacerle preguntas y a hacerse las grandes preguntas existenciales ¿Quién soy yo? ¿Qué sentido ha tenido mi vida?

    La voz en off de su madre le evoca la explicación que ella conoció de las monjas acerca de las dos grandes opciones en  la vida: "Las monjas nos enseñaron que hay dos caminos que puedes seguir en la vida. El de la naturaleza (la carne) y el de lo divino (lo espiritual: la Gracia)  Debes elegir cuál de los dos vas a seguir. Lo divino no busca agradarse a sí mismo. Acepta ser desairado, olvidado. No agrada. Acepta los insultos y las heridas" (las imágenes que muestra son las de su madre en su infancia, en una familia católica irlandesa. Su madre es la imagen viva de la caridad cristiana: 1 Cor, 13) 

  "La naturaleza sólo busca agradarse a sí misma. Y conseguir que otros le agraden. Le gusta dárselas de gran señora, salirse con la suya (las imágenes que muestra son de la madre con sus hijos jugando pero ya aparece el marido, en la mesa familiar. Él es la representación de la religiosidad natural que vive bajo la ley y el cumplimiento) Encuentra razones para ser infeliz cuando el mundo que le rodea resplandece y el amor sonríe a través de todas las cosas. Nos enseñaron que nadie que amara el camino de lo divino acabaría mal. Yo te seré fiel. No me importa lo que me suceda"

  Y la siguiente escena, en respuesta a esa propuesta de fe de la madre, es la de la noticia de la muerte de su hijo, a los 19 años. La madre se entera por un telegrama. Ella llama al marido por teléfono. Él recibe la noticia en un aeródromo, al atardecer, con el sol poniente (tristeza)

Una amiga de la madre le da razones humanas a lo sucedido: ahora tendrás que ser fuerte, la vida continúa...etc.  La madre hace un acto de fe. En el funeral, el sacerdote dice: "Ahora está en las manos de Dios". Ella piensa "Siempre ha estado en sus manos. Mi esperanza, mi Dios. No temeré ningún mal. Porque tú estás conmigo" El acontecimiento dramático, decisivo en su vida, ha servido para probar su fe. Y ella responde con la fe. Supera todo el dolor humano y hace un salto a la fe. Con todo, le surge una pregunta ineludible: "¿Qué has ganado con que mi hijo muera?" 

La respuesta del padre es diferente. No es la de la fe, sino la de la conversión. El padre recuerda un momento en que fue especialmente injusto con su hijo y le hizo sufrir, sentirse avergonzado, cuando le enseñaba a tocar el piano. El acontecimiento dramático le ayuda a la conversión "no tuve la oportunidad de pedirle perdón"


   Vuelve a aparecer la nebulosa. Dios. Y se escucha en off la voz de Jack en la actualidad, que le pregunta a Dios ¿Cómo llegaste a mí? ¿Bajo qué forma? (aparece el marco de la puerta en la playa: la fe) ¿Bajo qué disfraz? (aves volando: la naturaleza)


A continuación vemos a Jack en la actualidad. Vive en Nueva York, ya que trabaja como jefe en una gran empresa en Manhattan. Tiene mucho dinero. Una gran casa, una mujer, pero su rostro muestra su infelicidad. No ha encontrado el sentido a su vida. Y evoca la felicidad de su infancia. "Veo al niño que fui. Veo a mi hermano, leal, generoso. Murió a los 19 años."

 Jack va al trabajo. Allí sólo puede ver el cielo a través de los cristales del edificio donde trabaja, casi enredado entre acero y cristal. Siempre ve el cielo y las nubes reflejados en los cristales de los rascacielos. 

 Su infelicidad y su vida vana le impiden comprender el cielo en su totalidad. Sólo lo atisba por la poca fe que todavía conserva de su infancia. Y se cuela por un instante un fotograma del cielo real: unas personas en la playa.

   Él es consciente del mundo en el que vive y así se lo dice a Dios: "el mundo está al borde del abismo. La gente es codiciosa y cada vez peor. Intentan tenerte en sus manos" También se escucha su voz que explica la razón de su sufrimiento existencial a raíz de la muerte de su hermano: "Pienso en él cada día"  También tiene oportunidad de llamar a su padre y disculparse por algo que le dijo. "Sé que hiciste todo lo posible" La conversión. Igual que su padre. El perdón y la reconciliación por el mal causado.

  En medio de esta jungla de edificios, en su vida cotidiana, Jack sigue preguntando a Dios, en su interior: "¿Cómo te perdí? Me extravié. Te olvidé". Y aparecen imágenes de él en el desierto, que simboliza el interior más profundo de su alma, donde él se hace todas estas preguntas. Allí aparece la imagen del sendero de madera que conduce al cielo, símbolo de la oración interior. Jack, de nuevo en su trabajo, siente una voz interior que le llama: "encuéntrame". Jack se pregunta cómo su madre pudo soportar la muerte de su hermano.

 Y aparece de nuevo la voz en off de su madre, caminando en medio de un bosque, haciéndose una pregunta que nos recuerda al sufrimiento de Job, cuando es visitado por sus amigos. Ella busca una razón a la muerte de su hijo y se pregunta "¿crees que no te fui fiel? Señor, ¿por qué? ¿dónde estabas? Lo sabías. ¿Quiénes somos para ti? Contéstame"

LA CREACIÓN. DIOS RESPONDE


   Dios aparece en su Majestad para dar respuestas a las preguntas de la madre y el hijo. Volvemos al punto inicial de la película. El capítulo 38 del Libro de Job: La sabiduría de Dios confunde a Job. El poder de Dios en la Creación y la insignificancia del hombre para pedir explicaciones al Todopoderoso. Aquí llega la famosa parte simbólica de la película. No es un delirio del director, no es una fantasía alucinatoria ni nada por el estilo, como alguien se ha atrevido a decir, por desconocimiento. Es, sencillamente, el relato de la Creación. Es el capítulo 1 del Génesis en imágenes. Es lo mismo que Dios transmite a Job en el capítulo 38 del Libro de Job. Es la respuesta de Dios al sufrimiento humano que pide explicaciones a Dios: sus designios son inabarcables por la simple mente humana. Y su obra creadora, la historia que hace con nosotros es bella, como las imágenes que se suceden.

   En medio de las imágenes, la oración de la madre "Te suplicamos por mi alma. Por mi hijo. Escúchanos". 

En algunos momentos de este capítulo no podemos evitar evocar algunas secuencias de 2001, una odisea espacial, de Stanley Kubric, aunque en la película de Malick tiene un profundo sentido religioso, más explicito que en el otro filme.

Y en medio de este relato, una secuencia tierna: un dinosaurio encuentra a otro moribundo a la orilla de un río. Le pone la pata en la su cabeza, dispuesto a rematarlo, pero duda. Retira la pata y se va. Preciosa imagen simbólica del Paraíso antes de la caída de Adán y Eva, cuando no existe el pecado y la naturaleza vive en armonía ( aunque por la historia sepamos que los dinosaurios eran depredadores entre ellos. Pero aquí las secuencia tiene un propósito simbólico)

   De nuevo, la voz de la madre: "Vida de mi vida, te busco. Mi esperanza. Mi niño"

Y  nuevas escenas de la Creación y de la naturaleza. Jack se da cuenta de que Dios siempre ha estado a su lado "Me hablabas a través de ella. Hablabas conmigo desde el cielo. Los árboles. Antes de saber que te amaba, creía en ti. ¿Cuándo tocaste mi corazón por primera vez?" 


   Y entonces aparece el relato de otra creación: el de su propia vida. El fruto del amor de sus padres, su gestación. Preciosa la imagen de su nacimiento/alumbramiento: un niño en su habitación sumergida bajo las aguas nada hasta la superficie del agua, iluminada por la luz solar (Dios)



   Y a partir de aquí, su infancia con los ojos de un niño, el reflejo de su ángel de la guarda en el techo de su habitación, y su bautismo. Imagen impresionante la de sus primeros pasos en el jardín entre las piernas de su padre. 



    Y llega su primer sufrimiento por los celos ante la llegada de su primer hermano. Gatea hasta los pies de la escalera que conduce a un ático oscuro, el símbolo de su subconsciente. Ayuda a su padre a plantar un árbol ¿el árbol de la vida, el del jardín de la casa? Y siempre le acompañan imágenes de la naturaleza, a su lado. Surgen sus primeros miedos y sus padres le abrazan y le protegen. La primera transmisión de la fe de su madre: "Allí vive Dios" (señalando al cielo) El fondo de la música de Brahms hace épica la felicidad cotidiana de este niño amado de sus padres. Los niños juegan en el césped y uno de ellos encuentra un hueso ¿de dinosaurio? Es la evocación del Paraíso armonioso que anteriormente se refleja en la escena de los dinosaurios.

   Pero en este crecimiento de los hermanos en la adolescencia también crecen  los sufrimientos. El padre, un hombre de ascendencia militar y de rígida moral, les transmite valores de disciplina y orgullo con autoridad e, incluso, violencia. Él impone unas normas que él mismo no cumple. Esa dualidad la ven sus hijos ("Dice que no apoyes los codos en la mesa. Él lo hace"). Él vive en la frustración: quiso ser músico y no lo consiguió. Los hijos y la madre sufren su carácter.

En paralelo, la madre es la ternura (les cuenta cuentos), la acogida, el silencio (el reflejo de María, el reflejo de una madre, el reflejo de la Caridad, el reflejo de la Fe, el reflejo de la Esperanza) "Os quiero a los tres por igual"

   Los hijos crecen en ese doble mundo complementario. Pero a Jack le provoca un cisma interior muy grande. Él es el que sufre especialmente el carácter de su padre, sus humillaciones, y poco a poco se va convirtiendo como él. Crece en su interior la frustración, la pérdida de autoestima, la violencia y el odio hacia su padre, a pesar que le gustaría que su padre le quisiera y le abrazara. A su vez, el vive la espiritualidad de su madre. Y mezcla los valores que recibe de los dos, su padre y su madre. Así, Jack reza a Dios: "Padre haz que sea bueno, valiente". En medio de esta oración, una imagen surrealista. Su madre, en el jardín, flotando en el aire junto al árbol, el árbol de la vida. Es la mejor imagen de un ser profundamente espiritual. Es la imagen que Jack tiene de su madre. A continuación aparece la imagen de Jack en la actualidad. Roza con sus manos la hierba del jardín de su empresa como forma de evocar a su madre en su infancia.

   Jack evoca de nuevo a su madre en un acontecimiento peculiar de su infancia: cuando da de beber a un delincuente prófugo. Le pregunta a su madre ¿puede ocurrirle a cualquiera? Ve en la delincuencia el resultado de la desobediencia y la rebeldía. Él quiere que no le pase lo mismo, Y reza los pies de la cama: "Ayúdame a no contestar mal a mi padre. A no provocar peleas entre perros. Ayúdame a estar agradecido por todo lo que tengo"  (reza pidiendo vivir los valores de sus dos padres) "¿Donde vives? Ayúdame a no contar mentiras. Quiero saber lo que eres. Quiero ver lo que tú ves" (y ahora reza con preguntas de vida espiritual interior y propia, ya no fruto de los valores de sus padres, preguntas que le acompañaran el resto de su vida, hasta el presente en Wall Street)

   De nuevo, se cuela en el relato la historia de Job, en este caso en una homilía de la misa dominical. "Nadie sabe cuándo el dolor visitará vuestra casa (...) La desgracia también cae sobre los justos" (anuncio profético de lo que les pasará en el futuro)

   Jack sufre la dualidad de vida de su padre, lo que les inculca y lo que él hace. Pero a pesar de su autoridad, su padre es un referente. A pesar de su carácter, tiene muchas virtudes. Sabe interpretar a Bach en el órgano. Jack lo admira. Aparece la imagen bella del padre acompañando con el órgano los acordes a la guitarra de su segundo hijo, en el porche. Además, el padre juega con sus hijos. Les acompaña en obras caritativas (mercadillo en barrio marginal de negros) Jack se empieza a enamorar de una compañera de clase.

  También aparece la muerte en medio de la infancia. Más sufrimientos, más miedos. En medio de la piscina, muere un niño ahogado.  Jack sigue haciéndose preguntas sobre la voluntad de Dios: ¿se portaba mal? A su hermano también le asalta el miedo a la muerte. Le pregunta a su madre "¿Tú también te morirás? Aún no eres tan vieja" Y aparece de nuevo una imagen simbolista, casi surrealista, fruto de la imaginación de un niño: su madre, muerta, dentro de una urna en medio del bosque. Como una princesa dormida. Así se imagina su hijo su muerte, propia de un ser espiritual como ella. La imagen evoca la estética de los artistas prerrafaelistas del siglo XIX. De nuevo el arte en medio del cine.

   Jack niño sigue haciendo preguntas a Dios. "¿Donde estabas? Dejaste morir a un niño. Dejarás que ocurra cualquier cosa. Aparece otra imagen de la supuesta injusticia de Dios: el incendio de la casa de unos vecinos. El niño de la casa tiene parcialmente quemada su cabeza.  ¿Por qué debo ser bueno si tú no lo eres?"

   Jack continúa creciendo en medio del sufrimiento derivado de la inseguridad de sus emociones y la represión de su padre. Se empieza a fijar en detalles sensuales de su vecina, que le da agua de la manguera. Y el padre sigue machacándole con su disciplina. En el jardín aparece una imagen conmovedora. Él quiere que su padre le quiera y le abraza para sentir algo de su amor. Suena un disco de su padre y él lo detiene con sus dedos. La belleza del gusto musical de su padre no es real. "Miente. Finge", piensa Jack. El niño sigue creciendo con una sensación de frustración y de vacío interior mientras se sigue haciendo preguntas existenciales.

    En una comida familiar estalla toda la ira del padre contra uno de sus hijos. La madre ya no puede más. Y él le acusa de poner a sus hijos en su contra. Y de nuevo una imagen surrealista que muestra el subconsciente del niño: él se encuentra en el ático de la casa montado en una bicicleta en la presencia opresiva de su padre que no cabe en el ático (reminiscencias de René Magritte)

   A pesar de la violencia de su padre, sus hijos necesitan su presencia, les da seguridad. De hecho, en su ausencia prolongada durante un viaje por todo el mundo, a pesar de la sensación inicial de libertad que hay en la casa es también el momento de mayor desorientación interior de Jack. Su madre les sigue transmitiendo la fe: "Ayudaos el uno al otro. Amad a todo el mundo. Cada hoja, cada rayo de luz. Perdonad" Pero los hijos crecen sin la autoridad del padre. Empiezan las gamberradas. Y las mentiras crecen en la mente de Jack. "Dicen que no puedes hacer las cosas. Ellos las hacen"

   Crece también la tentación sensual hacia su vecina y llega a entrar en su casa en un impulso fetichista. La angustia le invade. No se puede soportar a sí mismo. El pecado y el sufrimiento le cierran al amor de su madre. "No puedo hablar contigo. No me mires" Nubarrones en el cielo. ¿Qué he empezado? ¿Qué he hecho?

   Le desobedece a su madre "No haré nada de lo que tu digas. Haré lo que yo quiera. Tú te dejas pisotear por él" Crece su desorden interior. Y permanece la oración. ¿Como puedo volver a ser como ellos?

    A la vuelta del padre, todo sigue igual. Pero en la mente de Jack crece la mentira. "Es tu casa. Puedes echarme cuando quieras. Te gustaría matarme" Y en su interior, al no sentirse amado, surge la gran tentación, la que cuestiona su propia existencia: "Papá, ¿por qué nacería?" Crece el odio hacia él, el padre que lo ha engendrado pero no le ama. Y crece la tentación de matarlo, bajando el gato que sostiene al coche bajo el que trabaja su padre No puede. "Por favor, Dios: mátalo"  Jack ya ha vivido en su interior el peor de los pecados. A pesar de ello, Dios continúa velando por él y, junto con sus hermanos, recibe la Confirmación.

    Jack tiene cada vez más violencia. Dispara un balín al dedo de su hermano, al que quiere. No le importa si le dolerá. Sigue su debate interior. "Lo que quiero hacer algo me lo impide. Hago solo lo que odio" (Rm 7, 15) Su hermano permanece a su lado y le muestra su ternura (Dios continúa a su lado)  El Jack adulto continúa en la introspección en su pasado y continúa haciendo preguntas a Dios, con voz de niño "¿Qué es lo que me enseñaste? Entonces no sabía cómo llamarle. Ahora veo que eras tú. Siempre estabas llamándome" (en el sufrimiento de otros, como su vecino que padeció un incendio, sobre el que posa la mano en el hombro, signo de compasión) También ve cómo su padre tiene ternura dándose cuenta de el daño que había hecho a sus hijos.

    Llegados a este punto, llega el momento de la conversión del padre. Surge cuando le despiden de la fábrica. Todo por lo que había luchado se viene abajo. Jack niño ve el sufrimiento de sus padres y también su amor: "Padre. Madre. Siempre estáis conmigo. Siempre lo estaréis""Quería que me quisieran porque era alguien importante. Un gran hombre. No soy nada. Mirad la gloria que nos rodea: árboles y pájaros. Vivía en el pecado. Todo lo mancillé y no me fijé en la gloria. Soy un hombre estúpido"  Y entonces, desde esta vivencia, llega la reconciliación con Jack. "Sois todo lo que tengo y lo que quiero tener. Mi pequeño"


   El padre, como más tarde le pasará a su hijo Jack, llega al punto donde Dios le quería conducir desde la pregunta inicial de la película, del Libro de Job. Es, en definitiva, la respuesta a la que Dios le ha querido llevar permitiendo todos los sufrimientos de su vida. 

   Con el paro, llega la mudanza. La familia deja la casa familiar. También el árbol de su vida, en el jardín. Las palabras de su madre, le acompañan. Esta vida de despedidas y soledades sólo puede ser vivida desde el amor: "El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar, tu vida pasará como un destello. Sé bueno con los demás. Asómbrate. Ten esperanza."

     Y aquí llega el epílogo de la película. Vuelta a Nueva York. Jack asciende por un ascensor, símbolo de la fe que le acerca a Dios. Ya está más cerca de la reconciliación con Dios y el reencuentro en Espíritu con su hermano. "Hermano" Jack entra en lo profundo de su interior, en el desierto, guiado por él mismo, de niño, y se encuentra con el marco de la puerta que apareció al principio. Es la puerta de la fe en la que él entra y le da paso al encuentro con Dios, con el cielo, con la Creación. "Vela por nosotros. Guíanos hasta el fin de los tiempos" Jack se ha reconciliado con Dios y con su historia. Su hermano difunto le llama a seguirlo. Jack entra en la fe adulta y ya adquiere la certeza que un día estará en el cielo con todos sus hermanos. 

   La luz de Cristo que nos guía en la oscuridad de la vida terrenal (un cirio prende la llama de otro) da paso a la luz eterna a la que accederemos en la vida en el cielo y que está representado en la playa.


   Allí Jack se arrodilla, el último paso hacia la reconciliación con Dios. Y el reencuentro con toda su familia, incluido su padre y su hermano. Y sus padres se reencuentran con el hijo perdido.


   Una máscara, signo del pecado, se hunde bajo las aguas. El sol resplandece en todo lo alto. "Te lo entrego a ti. Te entrego a mi hijo" dice la madre. Ese es el cielo. Amar la voluntad de Dios.


    Jack desciende por el ascensor del edificio de su trabajo y vuelve al mundo real. Es un hombre nuevo. La imagen de un puente es la conclusión: Dios nos ha dado acceso a la vida eterna.

La película acaba como empieza: con la nebulosa que simboliza a Dios. El principio y el fin. El Alfa y la Omega que da sentido a todo.




CONCLUSIÓN DE LA PELÍCULA

   Jack es la imagen del hombre contemporáneo que no encuentra un sentido a su vida porque desde niño sufre por su juicio contra Dios, ya que no acepta los acontecimientos dolorosos que Dios ha permitido en su vida (Job) Jack se reconcilia finalmente con Dios porque a pesar de sus rebeldías, nunca abandonó definitivamente la oración, nunca dejó de hacerle preguntas a Dios y finalmente ha encontrado las respuestas: Dios siempre ha estado a su lado en el sufrimiento, aunque él no lo viera. Y lo ha hecho a través de su madre, que le transmitió la fe, y le dio la esperanza; a través de su hermano, que le aceptaba como era y era su amigo más fiel; y finalmente por su padre que, a pesar de su fuerte carácter, le quería. 

   Jack también ha descubierto que Dios le hablaba todos los días a través de personas de su entorno que sufrían y necesitaban su ayuda. También le hablaba a través de la belleza y la serenidad de la naturaleza, que le mostraban la Creación y, en definitiva, su propia creación como Hijo de Dios. La reconciliación con Dios le abre las puertas al cielo, donde un día se reunirá de nuevo toda su familia.


OTRAS CLAVES INTERPRETATIVAS DE LA PELÍCULA


La luz. Es una constante en la película, como reflejo de la presencia permanente de Dios en nuestras vidas. Se pueden apreciar muchos planos de la película en los que sobre los personajes o el paisaje aparece el reflejo o el destello de rayos de luz. Hay innumerables planos en los que vemos a los personajes en plano contrapicado, para que puedan ser observados bañados por la luz. Dios siempre está a nuestro lado. Hay además otras referencias a la luz: la vela que enciende Jack en su casa (la luz de la fe que busca) o los cirios que comparten un niño y una mujer, al final (Jesucristo en el mundo)




Las manos. Fíjense en la película cuántas secuencias en las que aparecen primeros planos de manos. Hablan de la relación, una característica propia del ser humano que le viene de Dios, porque Él es relación. Él ha creado a sus hijos y no los ha abandonado. Todos los días está junto a nosotros.  




El cielo. Hay incontables planos del cielo, en todas sus formas. Nos habla de Dios. Además, el director diseña muchos planos contrapicados para que se pueda ver el cielo. 





La naturaleza. Múltiples paisajes bellos de la naturaleza que, como dice Jack, le recordaron que Dios estaba a su lado. Obra de la Creación de Dios.



Lenguaje visual. El director nos habla muchas veces en silencio, sólo con imágenes, para dar más fuerza plástica a la película. Y reforzar la estética, la belleza visual, que también nos habla de Dios.  



 Las puertas. Aparecen en múltiples escenas. Nos hablan del acceso a la fe y, en definitiva, del acceso a Dios, al cielo.

 



 También representan el paso simbólico a la muerte:




 Las escaleras. Es el acceso a lo interior, al subconsciente. Éste se representa en el ático.

 
 



La música. Imprescindible en la película. Aparte del repertorio creado por el compositor de la banda sonora original, Alexandre Desplat, hay fragmentos de hasta 11 compositores clásicos: Bach, Mozart, Brahms, Schumann, Berlioz, Smetana, Holst, Mahler, Couperin, Mussorgsky y Respighi.

Los contrastes narrativos. La película, queda claro desde el principio, no sigue una línea explicativa cronológica ni argumental, sino espiritual. Presenta a Dios en respuesta al sufrimiento del hombre; el origen de este sufrimiento y la reconciliación con Dios con la aceptación plena, por la fe, de su voluntad. Ése es el cielo. Así, la película difumina constantemente las barreras entre espacio y tiempo. Al director no le interesa la coherencia narrativa, ya que enaltece al primer plano las emociones más intimas de sus personajes, aunque a veces eso descoloque al espectador. No es una boutade o capricho del director para aparentar originalidad creativa, sino dar a los sentimientos humanos el valor que merecen, por encima de los criterios académicos narrativos.

Elementos autobiográficos. La acción de la película en el pasado se desarrolla en Smithville, en el estado de Texas, donde pasó su infancia Terrence Malick (es originario de Waco). Su madre era irlandesa, como la actriz protagonista. Él también perdió a un hermano. De alguna manera, la película también se podría entender como un "asunto pendiente" del director con su pasado y un tributo a su hermano. 

El árbol de la vida. Galería de arte