EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

El odio es una forma de homicidio

 
   "Quien odia a su hermano camina, sale, entra, se mueve sin el peso de cadena alguna y sin verse recluido en ninguna cárcel; no obstante, está aprisionado por la culpa. No pienses que está libre de la cárcel; su cárcel es su corazón. Cuando escuchas: Quien odia a su hermano está aún en las tinieblas, no has de despreciar tales tinieblas. Por eso añadió: Quien odia a su hermano es un homicida. ¿Caminas tranquilo odiando a tu hermano? ¿Rehúsas reconciliarte con él a pesar de que Dios te concede tiempo para ello? Advierte que eres un homicida, y sigues con vida; si el Señor se airase contra ti, al instante serías arrebatado envuelto en el odio a tu hermano. Dios te perdona, perdónate a ti mismo; haz las paces con tu hermano. ¿Acaso quieres tú pero no quiere él? A ti te basta con eso. Tienes un motivo más para compadecerte de él, pero tú estás libre y puedes decir con tranquilidad: Perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores” SAN AGUSTIN (Sermón 211, 2) 

"Lo digo, pues, a todos: varones y mujeres, pequeños y grandes, laicos y clérigos, e incluso a mí mismo. Escuchémoslo todos, temamos todos. Si hemos ofendido a nuestros hermanos, si todavía se nos da un margen de tiempo para vivir, es que aun no nos ha llegado la muerte; y, si aun vivimos, aun no hemos sido condenados. Mientras nos dure la vida, hagamos lo que nos manda nuestro Padre, que será el juez divino; pidamos perdón a nuestros hermanos, a los que quizá ofendimos en algo y en algo les dañamos... Arrepiéntase ante Dios, castigue su corazón en presencia del Señor, y, si no puede decir: 'Perdóname', porque no es conveniente, háblele con dulzura, pues ese dirigirse a él con dulzura equivale a pedirle perdón" SAN AGUSTIN (Sermón 211, 4)

El anverso del sufrimiento


"¿Por qué existe el mal en el mundo? Escucha con atención: una madre está bordando. Su hijo, sentado en un pequeño taburete, contempla su trabajo pero al revés. Ve los nudos del bordado, los hilos revueltos. Y dice: Mamá, ¿se puede saber qué haces? Se ve poco claro tu trabajo. Entonces la madre baja el bastidor y enseña la parte buena del bordado. Cada color está en su sitio y la variedad de los hilos se ajusta a la armonía del dibujo. ¡Eso es! Nosotros vemos el reverso del bordado; estamos sentados en un taburete bajo" SAN PIO DE PIETRELCINA (Citado en Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas. Jose Maria Zavala. Editorial LibrosLibres 2010)

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Colaboradora del Redentor. El poder de la Maternidad

La Pasión de Cristo. Mel Gibson
"La lucha era a muerte. Era la guerra plena, la última batalla entre el bien y el mal. Hacía siglos que se venían librando escaramuzas, desde aquel primer día en que nuestro padre Adán había sido seducido por la serpiente. Ahora había llegado el momento final. La serpiente alzaba de nuevo su cabeza poderosa, pero esta vez ya sin tapujos, sin ocultas seducciones, abiertamente. Queria devorar al resto del bien que habia permanecido en la tierra. Quería acabar con los que habian luchado por ser fieles a su Creador. Y allí estaba mi hijo, sólo, camino del Monte de la Calavera, camino del trono del Maligno, para serle inmolado. Lo que ella no sabía era que, junto a ese hombre acosado había una mujer y que esa mujer era su madre. Y contra el amor de una madre no puede ni la serpiente. El primer hombre no te, la astuta seductora,  tenía una mujer a su lado para empujarle por el camino del bien, sino todo lo contrario. Ahora ocurría al revés. Si por una mujer había entrado el pecado en el mundo, una mujer tenía que ser también la que apoyara al hombre en la lucha contra ese pecado. Y esa mujer elegida era yo  (...) Y aquella noche supe que mi pie pisaba la cabeza de la serpiente mientras ella, desesperada por la derrota, me mordía inútilmente en el talón. Mi fuerza, la fuerza que sólo sabe tener una mujer que es madre, ayudó a mi hijo a derrotar a la serpiente, al Maligno (...) 

Aquella noche yo peleé junto a mi hijo contra el mal. Yo le sostenía mientras él se tambaleaba, para que él pudiera vencer y acabar definitivamente con el poder del señor de las tinieblas. Por eso perdoné. Por eso recé también yo por Judas y por todos los que le mataban, como hizo mi hijo desde la cruz. Por eso no te regañé, ni a ti ni a los demás. Por eso acepté ser tu madre y la madre de todos, incluso de aquellos que tanto daño le habían hecho y le siguen haciendo a mi hijo. Por eso, porque para vencer al mal sólo se puede emplear el bien y porque el mal empieza a ganar terreno cuando el bien decide utilizar otras armas distintas a las del perdón y la misericordia" SANTIAGO MARTIN El evangelio secreto de la Virgen María. Editorial Planeta (2006)



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Testimonios de Maria Vallejo-Nágera


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Peregrino en Medjugorje

El cigoto es un ser humano


 
   "El cigoto es la primera célula de cualquier individuo. Marca el momento de origen de una nueva vida, en cuanto célula. Y esa célula es humana, porque tiene un DNA diferente del de su madre (y de su padre). No puede afirmarse, por tanto, que sea “parte de la madre”, porque su ADN es diferente del de las células de su madre. Es único (y prácticamente, irrepetible). Desde el momento en que se fusionan los núcleos del espermatozoide y del óvulo, dando origen de ese modo a una nueva célula con un contenido genético original, la Ciencia afirma que se ha originado una nueva vida humana. Claro que cualquier célula de nuestro cuerpo (por ejemplo, una célula de la piel) también es célula y tiene un ADN humano. Pero no podemos decir que sea un individuo de la especie humana, sino una parte de él. ¿Qué es lo que hace especial a un cigoto? Precisamente el hecho de ser una célula humana TOTIPOTENTE. Es decir, con capacidad y potencia para desarrollarse e ir constituyendo a un individuo. No existe ningún punto de corte posterior que marque ningún salto cualitativo como para decir “ahora ya es una persona”. Lo es desde el primer momento, porque persona se es, o no se es. No se es “medio-persona” o “pre-persona”.

   Para entender mejor este concepto, podemos tomar el ejemplo de una construcción humana de un edificio. Para realizarlo es preciso que haya un arquitecto que haga el proyecto y diseñe los planos, un aparejador que dirija las diferentes fases de la construcción, unos albañiles que trabajen a sus órdenes y unos materiales de construcción con lo que trabajar. Pues bien, en el cigoto todas estas funciones (plano, regulación, obreros, materiales de construcción…) se encuentran dentro de él mismo y se activan igualmente dentro de él. El cigoto es la vez el arquitecto, aparejador, obrero y material de construcción. En realidad, la única diferencia es que en una obra civil, todos construyen algo ajeno a ellos mismos, mientras que el embrión se construye a sí mismo.

Así pues, resumiendo, un cigoto es un nuevo ser vivo, perteneciente a la especie humana, y por tanto, es una nueva persona" AGUSTIN LOSADA  

El Tribunal Europeo de Justicia reconoce el embrión humano desde la fecundación 

El final del conflicto

El sentido de mi vida

¿Cuántas veces hemos pensado que nuestra vida ha sido como este cuadro? Un conjunto de detalles que pretenden tener una unidad pero que realmente no dicen nada: no tiene sentido.  Casi una obra abstracta o surrealista. Formas que tratan de ser bellas pero que ni siquiera forman algo armónico: unas veces las formas florales son nítidas y claras (los momentos felices y en paz) y otras veces más oscuras (las dificultades) Cuántas veces nuestra vida nos ha parecido aburrida y sin sentido (plana, como la superficie amarilla de arriba) y cuántas ha sido turbulenta, agitada, ansiosa, confusa y dramática (las formas onduladas de abajo). Quisiéramos encontrar un sentido a nuestra vida, pero no lo hallamos. Las pinceladas de nuestra vida son contundentes: no dan forma a nada que tenga sentido. ¿Para qué hemos vivido? Así nos hemos hecho muchas veces la pregunta. Pero este sinsentido es pura apariencia. Es fruto de una tentación a la que hemos sucumbido: la de pensar que nuestra vida es un hecho aislado y al que nosotros le queremos y le debemos dar un sentido. Pero no es un fenómeno aislado, puesto que somos seres en relación, creados para los demás. Por tanto, nuestra vida, las pinceladas de nuestros aconteceres, tienen mucha más importancia de la que nosotros creemos: están en relación con las de los que nos rodean. 
Así, las formas aparentemente sin sentido de nuestra vida ahora cobran una nueva realidad: forman parte de una aparente diadema sobre los cabellos de una mujer. Nuestras turbulencias ya no son sólo turbulencias, sino una pequeña parte de uno de los rincones más bellos de la mujer: el nacimiento de su cabello. Las formas florales forman parte de una bella diadema que recoge ese bello cabello. Y la plarte más plana de nuestro cuadro, esa zona amarilla de nuestra tediosa vida, resulta que forma parte de los cabellos peinados de esta mujer.

Una mujer que, como podemos apreciar, es un ser celestial, es decir, de la misma naturaleza que Dios (para ello el artista ha pintado un halo dorado, ya que el oro es la representación de la eternidad) Una mujer con sus brazos recogidos y su cabeza inclinada, como signo de aceptación humilde de una noticia inesperada. Es la Virgen Maria, la Madre de Dios.

Ahora parece claro que nuestra vida ya tiene sentido. Primero, porque no es un hecho aislado, sino que forma parte de un todo que ya tiene un sentido. Y segundo, no somos capaces por nosotros mismos de darle el sentido. El sentido sólo lo podemos descubrir a través de los otros, que ahora ya sabemos que forman con nosotros un mismo cuadro. 

Fra Angelico. La Anunciación. Museo del Prado
 Un cuadro precioso, probablemente el más bello: la vida. Sí, así es. Hasta nuestros sufrimientos tienen un sentido, porque forman parte de un plan que jamás se nos hubiera pasado por nuestra cabeza:  formar parte de la Belleza creadora de Dios, que es el que da sentido a todo. Aquél que es capaz de hacer bello algo que el hombre ha deformado, manipulado o alterado a su antojo: su propia vida. Dios lo ha acabado haciendo bello. Y ha hecho bello el detalle de nuestra vida dentro del gran cuadro de la historia, pero también ha hecho bellos los detalles de las personas que nos rodean. Y así ha hecho una gran obra que sólo podremos observar en su totalidad al final de los tiempos. De momento, Él nos ha prestado unas primicias: la Belleza y las pinceladas de un fraile artista italiano del siglo XV.

Detalles fotográficos tomados de El Museo del Prado en Google Earth

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El anverso del sufrimiento

El siglo XX en 2 minutos

Sagrarios. Hermano Rafael

Hermano Rafael. Obras completas. Editorial Monte Carmelo (2007)


     "Multitud de Sagrarios existen en la redondez de la tierra, pero solamente un Dios, que es Jesús Sacramentado, consoladora verdad, que hace estar tan unidos el monge en su coro, el misionero en tierra de infieles, y el seglar en su parroquia, ni hay distancias ni hay edades.....al pie del Sagrario estamos todos cerca, Dios nos une, pidámosle, por mediación de María, que algun dia, alla en el Cielo podamos contemplar a ese Dios que por amor al hombre, se oculta, bajo las especies de pan y vino. Así sea" Rafael. Ávila 22 de Noviembre de 1933

 Hermano Rafael. Obras completas. Editorial Monte Carmelo (2007)

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Adoración Eucarística

El pecador sin pecados

 "La confesión es un acto de inmenso amor. Sólo con la confesión podemos entrar como pecadores con pecado y salir como pecadores sin pecado. La confesión no es otra cosa que la humildad puesta en hechos.

La realidad de mis pecados debe situarse en primer lugar. La mayoria de nosotros corremos el peligro de olvidar que somos pecadores y que como tales debemos recurrir a la confesión.

El conocimiento de nuestro pecado nos ayudará a elevarnos. Este conocimiento es muy importante para la confesión. Por eso los santos podían decir que eran verdaderos delincuentes ya que veían a Dios, se miraban a sí mismos y notaban la diferencia .

 
La confianza profunda viene del propio conocimiento. Entonces nos volvemos a hacia Jesús para que nos sostenga en nuestras debilidades; por el contrario, si nos creemos fuertes no lo necesitaremos."

MADRE TERESA DE CALCUTA El amor más grande. Ediciones Urano (1997)

Echar piedras al cielo

"Cielo estrellado" . Iván Solbes
"No sé por qué, cuando le sucede al hombre algún mal, va enseguida a echar la culpa a Dios, quien debería echársela a sí mismo. Cuando obras algo bueno, te alabas a ti mismo, y, cuando padeces algún mal, echas la culpa a Dios. Este es el corazón torcido y no recto. Si corriges esta torcedura y maldad, llegarás a hacer lo contrario de lo que hacías. ¿Qué hacías antes? Te alababas en los bienes de Dios y echabas la culpa a Dios en tus males" SAN AGUSTIN Comentario a Juan 28, 7

"Sométete a Dios, ya que es Dios; y si por ventura  obró en contra de tu voluntad, no obró en contra de tu provecho. ¡Cuántas cosas hacen los médicos contra la voluntad del enfermo y, sin embargo, no actúan contra la salud!" SAN AGUSTIN Sermón 15 A, 8

 "Cuando nos encontramos en una situación difícil, lo más importante y más liberador no es el hecho de resolver la situación (lo que suele estar fuera de nuestro alcance), sino comprender y obedecer la llamada que se nos hace en esta situación. Al principio, esta llamada no siempre se recibe con total evidencia, pero podemos detectarla poco a poco si aceptamos esta situación y nos preguntamos sinceramente por lo que Dios espera de nosotros (...) Toda intervención divina en nuestra vida pasa por cierta llamada a la conversión (...) Cuando estamos atravesando un período de prueba, surgen en nosotros multitud de preguntas: "¿Cómo salir de esto?". "¿Cuánto va a durar?", o también "¿Por qué me encuentro en esta situación?", "¿Quién tiene la culpa de lo que me ocurre?", "¿Quién es el responsable?", "¿Es normal que suceda ésto?" (...) 

  El problema que plantea esta serie de preguntas es que no siempre tienen respuesta...Son legítimas, incluso necesarias, pero no podemos quedarnos encerrados continuamente en ellas (...) La salvación, el camino de vida, se deberá frecuentemente a tener el valor de dejar sin respuesta determinadas preguntas legítimas (algo que siempre resultará doloroso) y colocarse en otro nivel de interrogación : "En definitiva, ¿qué es los que Dios espera de mí en todo esto?" JACQUES PHILIPPE Llamados a la vida. Ediciones RIALP. Colección Patmos



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Dios no quiere el mal del hombre