EL CIELO NOS HABLA EN MEDJUGORJE
"Yo he venido a llamar al mundo a la conversión por última vez" ( 2/05/1982)
"Queridos hijos: orad conmigo para que todos vosotros tengáis una vida nueva. En vuestros corazones, hijos míos, sabéis lo que hay que cambiar: regresad a Dios y a sus mandamientos para que el Espíritu Santo pueda cambiar vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu" Mensaje del 25 de mayo de 2020.

Dios no condena porque es el Padre


          Imaginemos un bebé de unos 10 meses de edad gateando por el suelo de su casa. Es lo normal a esa edad. El pequeño está fascinado con todo lo que le rodea. Todo es nuevo. Todo es sorprendente. Pero, para él, lo más importante es que muchas cosas están a su alcance y las puede tocar y conocer por sí mismo, aunque algunas veces caiga rodando por el suelo porque no sabe coordinar y calcular sus movimientos. Este bebé no es muy diferente a una persona adulta si lo vemos como una metáfora. El adulto, cuando se hace mayor, avanza como puede en medio de la vida. Busca y quiere conocer. A veces se cae en el intento. Y vuelve de nuevo a gatear en busca de nuevos horizontes y posibilidades. 

    Volvamos al bebé. Este pequeño explorador se encuentra a veces con sorpresas. Un objeto nuevo que llama su atención por ser desconocido para él y que, por la ley de la curiosidad, se siente atraído hacia él para tocarlo con sus propias manos. 

       
  
     En situaciones como ésta, el bebé experimenta una gran frustración. Cuando acerca sus deditos al enchufe, con la idea de introducirlos en los agujeros, oye un grito de alarma de su padre/madre y a continuación siente su brazo agarrándolo con fuerza y alejándolo de allí. A continuación, escucha unas palabras nada agradables de su progenitor advirtiéndole que no se acerque a éso, que no lo toque, porque hace daño. A partir de ése momento el bebé sentirá una inquietud por conocer personalmente y tocar con sus propias manos aquello que había visto, pero ahora ya sabe también que aquello es peligroso. 

        Dios, nuestro Padre, es así con nosotros. Cuando nos advierte del pecado, no se ha inventado un catálogo de cosas prohibidas para restringirnos nuestra libertad. Dios no hace mas que recordarnos las cosas que objetivamente nos hacen mal. El enchufe no es un capricho del padre/madre que se tiene reservado para él y del que priva a su bebé, restándole su libertad. Es que él sabe que si su bebé introduce los dedos en él se electrocuta y se muere. Y no está dispuesto a que éso pase. Y hará lo imposible por evitar que su hijo se acerque al enchufe. Porque quiere a su hijo. El enchufe no electrocuta porque se le haya ocurrido al padre/madre, sino porque lleva corriente eléctrica y el cuerpo humano es un conductor de la electricidad porque está formado mayoritariamente por agua. Y el padre lo sabe. Dios también.

           Dios no se ha inventado un catálogo de pecados que resten parcelas de libertad a sus hijos porque se siente celoso de ellos. El mal existe antes de que Dios se lo haya advertido al hombre. Dios no se lo ha inventado. Él sólo hace que recordárselo a sus hijos para evitar que mueran lentamente por su acción. Y la Iglesia, la Madre, nos ayuda en esta misión. Enemistarse con un hermano es un mal en sí mismo porque nos hace aborrecer a nuestra propia carne, no porque se lo haya inventado Dios. Agredir a una persona es un mal porque causa un daño moral y físico al prójimo, que es nuestro hermano, y a nosotros mismos, no porque se lo haya inventado Dios. Robarle también es un mal porque le provocamos un daño, y también a nosotros. Adulterar con una mujer/hombre es un mal en sí mismo porque rompe la unidad de la carne consagrada en el matrimonio y causa un daño moral muy difícil de reparar en el cónyuge, en el/la amante y en nosotros mismos. Etc, etc, etc

    Si el bebé finalmente desobedece a su padre/madre y consigue meter los dedos en el enchufe, probablemente morirá electrocutado. Le habrá matado la electricidad, no su padre/madre que le advirtieron de las consecuencias de tocarlo. Cuando Dios nos advierte del peligro del pecado es que sabe que moriremos en él. A diferencia del bebé, lo haremos lentamente, poco a poco, sin darnos cuenta, desobedeciendo cada vez más a nuestro padre/madre y exponiéndonos cada vez a más peligros que desconocemos. Por tanto, el padre que aparta a su bebé del enchufe no es un juez que condena a su hijo a no tocarlo. Es un padre que lucha por la vida de su hijo. Dios no condena a nadie porque Él es Amor. Y no puede condenar a sus hijos porque son sus hijos. El hombre se condena al pecado y a la muerte por sí mismo. El pecado engendra en sí mismo la muerte, como una semilla que irremediablemente va germinando dentro de nosotros. El pecado es el que nos condena, no Dios. El enchufe es el que electrocuta al bebé, no su padre. 

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Carta de amor del Padre

El "divorcio exprés" ya ha destruído más de 600.000 familias españolas


   "Si se teclea «divorcio exprés» en cualquier buscador de internet, aparecen innumerables
anuncios de este tipo:

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    Divorcio exprés se ha convertido en una rentable denominación comercial. La ley de modificación del divorcio, promulgada en 2005, eliminó el plazo de reflexión, es decir, el tiempo de separación que transcurre antes del divorcio efectivo. Consagró asimismo la unilateralidad en las rupturas: basta la voluntad de uno de los cónyuges para proceder a la ruptura del vínculo, esté o no de acuerdo la otra parte, lo que acerca peligrosamente la norma al primitivo concepto del repudio. El divorcio exprés permite además que no sea necesaria la concurrencia de causa alguna para romper el matrimonio. Con este instrumento jurídico, el divorcio ha pasado a ser el procedimiento ordinario en caso de crisis matrimonial. De hecho, en estos momentos, en España es más fácil divorciarse (romper el contrato matrimonial) que romper, por ejemplo, un contrato de trabajo o de arrendamiento de un inmueble.

   En España hay más de 1.700.000 divorciados, lo que representa el 4,5 por ciento de la sociedad. Desde que entró en vigor el divorcio exprés, el número de rupturas se ha incrementado en un 140 por ciento. Antes de su promulgación, al divorcio se acogían el 40 por ciento de las parejas que rompían su matrimonio. Hoy son el 93 por ciento. Cada 4 minutos se produce un divorcio en nuestro país. 15 matrimonios se rompen cada hora. Cada día se quiebran 359 familias. Entre 2005 y 2008 se han producido 487.000 divorcios.

    Cerca de 100.000 menores asisten a la ruptura de su familia cada año. Junto con la desnaturalización y la destrucción jurídica del matrimonio y la invención del derecho de adopción de las parejas homosexuales, la modificación de la ley del divorcio ha supuesto un eficaz instrumento para destruir el carácter de la familia" Proyecto Zapatero. Crónica de un asalto a la sociedad IGNACIO ARSUAGA y MIGUEL VIDAL SANTOS



Fuente: Instituto Nacional de Estadística
Fuente: La Razón
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El mensaje de la Virgen del 30 aniversario de las apariciones de Medjugorje


    Colina del Pdbro, Medjugorje. 24 de Junio de 2010. 23:00 horas

    "Alabado sea Jesucristo, mis queridos hijos

      Queridos hijos. También hoy me regocijo de estar con vosotros. También hoy, en alegría, os hago una llamada: aceptad mis mensajes y vivid mis mensajes. Haced que mis mensajes se hagan vida. Construidlos en vuestra vida. Hacedlos alimento en el transcurso de vuestra vida. Sabed, queridos hijos, que Yo estoy con vosotros cuando las dificultades son mayores, os animo y os consuelo e intercedo ante mi Hijo por todos vosotros. Por tanto, queridos hijos, perseverad en la oración y no tengais miedo. Seguidme sin miedo. Gracias, queridos hijos, también hoy, por haberme aceptado de nuevo y haber aceptado mis mensajes, por vivir mis mensajes. Id en paz, mis queridos hijos, mis hijitos"

La curiosidad nos aleja de la Gracia

   "No te informes de nada por la simple satisfacción de saber. Destierra toda búsqueda de ciencia que no tenga a Dios por fin. Nada más opuesto a la virginidad del alma que la curiosidad. 

(...)

  Reprime sobre todo tres curiosidades: la de las noticias; la de la conducta de los demás; y, finalmente, la curiosidad intelectual, quizás la más perniciosa, porque se disfraza de pretextos especiosos y nos endurece en el orgullo. 

   Si no te comunican noticia de nada ni de nadie, no la pidas, ¡gran suerte es esa! (...) Rehúsa tú prestar atención a lo pasajero. Fija los ojos sobre lo eterno o sobre lo que es un auténtico reflejo de su belleza: la naturaleza y las almas en las que se transparenta.

(...)

   No te ocupes de nada ni de nadie que no esté a tu cargo. Sé feliz al ignorar lo que pasa en los trabajos; cómo se administran; cuáles son las relaciones de cada uno. 

   (...)

  ¿No te dicen nada? ¿No te comunican nada? ¡Bendice al Señor! Él te evita el embarazo interior y una montaña de problemas. Ama con gratitud a los que llevan los cuidados por ti. Ayúdalos con tu sonriente docilidad. Tú, acepta tu estado de indiferencia. Dios te ha establecido para ser Él tu único cuidado. Su voluntad es: ser el único pan de tu alma.

 (...)

  ¿Quieres guardar limpio el espejo de tu alma? No permitas que el pensamiento del que está cerca venga a empañarlo. Si no estás encargado de los otros, no te informes de su comportamiento; no hagas reflexiones interiores al respecto, sobre todo en lo concerniente a sus defectos o faltas. Ora solamente para que Dios sea amado y servido por todos" Extracto de LAS PUERTAS DEL SILENCIO. Por un monje cartujo.


     Hace tiempo llegó a mis manos este interesante texto de espiritualidad escrito por un monte cartujo y que recopila una serie de reflexiones sobre lo que ha de ser la vida en la clausura de la Cartuja. Me llamó mucha la atención este apartado, el dedicado a la curiosidad. El autor del texto la sitúa como uno de los tres generadores de "ruido interior", que impide la paz del alma, junto con los recuerdos y las inquietudes. 

        El texto, en su integridad, tiene completamente todo su sentido en la vida de una comunidad religiosa, pero yo he entresacado aquellos párrafos que pueden servir a cualquier persona, sea religioso de clausura o no. Porque, desde un punto de vista de crecimiento espiritual, este apartado es muy interesante, ya que el cristiano de hoy en día vive inmerso en medio de mucho "ruido" Y, sin duda, la multiplicación de mensajes que nos llegan por todos los lados no hacen más que aumentarlo. Y, en este contexto, la curiosidad es uno de estos "ruidos". Las nuevas tecnologias lo favorecen. El desarrollo de múltiples canales de televisión en los que muchos de los programas "tele-basura" fomentan el morbo relacionado con la vida privada de los famosos dispara nuestra curiosidad. Pero sin duda, uno de los factores que se ha impuesto como líder de la curiosidad es Internet.

La tecnologia nos permite acceder a cualquier rincón del mundo. Y a cualquier persona, por lejos que esté. Todos lo hemos podido comprobar: con Internet el mundo se ha hecho mucho más pequeño. Y nos ha acercado considerablemente. Sin duda, se ha convertido en la herramienta tecnológica que ha cambiado el curso de finales del siglo XX, con todos sus aspectos positivos: el acceso a otras personas lejanas y el acceso al conocimiento a través de sistemas como el correo electrónico, Skype o motores de búsqueda como Google. Pero también el acceso a contenidos o personas que pueden entrar directamente en nuestra vida con un solo click del ratón. "El mundo en nuestras manos" Es la gran tentación, la misma que la manzana del paraíso. El hombre no se ha sentido nunca tan poderoso como ahora por el hecho de tener el acceso a mucha información. Y esa sed de información/curiosidad es insaciable. En este contexto surgen las redes sociales, que favorecen todavía más la interrelacion humana y "socializan" la red, con todos sus aspectos positivos. Pero también se pueden convertir en un terreno abonado a la curiosidad, a querer indagar la vida personal de otros. 

Me estoy refiriendo al "muro" de algunas redes sociales en los que la curiosidad se dispara al ser un instrumento que nos permite acceder a las conversaciones de otros. A través de ellas podemos hacernos una idea de dichas personas bastante deformada, pues los diálogos se producen en un contexto personal, de dos o más personas que muchas veces viven y conocen circunstancias similares. Es como si, de repente, comenzáramos a escuchar con nuestros oídos las conversaciones de una pareja que vive a la otra parte de la ciudad. Si así pasara, ciertamente nos sorprenderia y, finalmente, nos llegaria a ser molesto. 

  ¿A qué cuento viene todo ésto? ¿A cuestionar Internet y las redes sociales como herramienta tecnológica? No. ¿A cuestionar a quienes las usan? Mucho menos. Simplemente me apetecía hacer una reflexión sobre la curiosidad malsana que aparta de la paz interior. Toda inquietud espiritual y intelectual me parece loable y creo que entre los cristianos nos debemos animar en ese camino. Otra cosa es la curiosidad morbosa, que es un pozo sin fondo. Y, lo más importante, como dice el título del post, puede alejarnos de la Gracia. Y ¿por qué? Pues creo que distorsiona considerablemente el plan de Dios en nuestra vida. La tecnología distorsiona la dimensión de las cosas y las relaciones con las personas. Las saca de su plano natural y las deforma. Digamos que nos las muestra incompletas. Las distorsiona desde el principio. Así, la persona accede a las realidades por un atajo y sólo vislumbra de ellas la superficie. 

   El hombre, en su libertad, traza caminos todos los días. Pero Dios también nos propone los suyos, para conducirnos a una vida en plenitud. Casi todos ellos, casi siempre, pasan muy cerca de nosotros, en pequeños acontecimientos cotidianos que suceden a nuestro alrededor.  

Pero la curiosidad nos hace mirar a otro lado. Probablemente, seducidos por el poder que nos da la tecnologia, miramos mucho más lejos de lo que podriamos llegar si no dispusiéramos de Internet. Y hurgamos en todos aquellos rincones a los que llegamos con nuestro ordenador, intentando saciar nuestra curiosidad, que no tiene fondo. Y, como dice nuestro querido cartujo de arriba, a más curiosidad, más ruido. Y a más ruido, menos paz interior y más turbación del alma. 

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El Rosario salva a la familia


    "Además de oración por la paz, el Rosario es también, desde siempre, una oración de la familia y por la familia. Antes esta oración era apreciada particularmente por las familias cristianas, y ciertamente favorecía su comunión. Conviene no descuidar esta preciosa herencia. Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria.
 
   Si en la Carta apostólica Novo millennio ineunte he alentado la celebración de la Liturgia de las Horas por parte de los laicos en la vida ordinaria de las comunidades parroquiales y de los diversos grupos cristianos,[39] deseo hacerlo igualmente con el Rosario. Se trata de dos caminos no alternativos, sino complementarios, de la contemplación cristiana. Pido, por tanto, a cuantos se dedican a la pastoral de las familias que recomienden con convicción el rezo del Rosario. 

   La familia que reza unida, permanece unida. El Santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios.

   Muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad para comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor. Volver a rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre santísima. La familia que reza unida el Rosario reproduce un poco el clima de la casa de Nazaret: Jesús está en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza para el camino.

    Es hermoso y fructuoso confiar también a esta oración el proceso de crecimiento de los hijos. ¿No es acaso, el Rosario, el itinerario de la vida de Cristo, desde su concepción a la muerte, hasta la resurrección y la gloria? Hoy resulta cada vez más difícil para los padres seguir a los hijos en las diversas etapas de su vida. En la sociedad de la tecnología avanzada, de los medios de comunicación social y de la globalización, todo se ha acelerado, y cada día es mayor la distancia cultural entre las generaciones. Los mensajes de todo tipo y las experiencias más imprevisibles hacen mella pronto en la vida de los chicos y los adolescentes, y a veces es angustioso para los padres afrontar los peligros que corren los hijos. Con frecuencia se encuentran ante desilusiones fuertes, al constatar los fracasos de los hijos ante la seducción de la droga, los atractivos de un hedonismo desenfrenado, las tentaciones de la violencia o las formas tan diferentes del sinsentido y la desesperación.

   Rezar con el Rosario por los hijos, y mejor aún, con los hijos, educándolos desde su tierna edad para este momento cotidiano de «intervalo de oración» de la familia, no es ciertamente la solución de todos los problemas, pero es una ayuda espiritual que no se debe minimizar. Se puede objetar que el Rosario parece una oración poco adecuada para los gustos de los chicos y los jóvenes de hoy. Pero quizás esta objeción se basa en un modo poco esmerado de rezarlo. Por otra parte, salvando su estructura fundamental, nada impide que, para ellos, el rezo del Rosario –tanto en familia como en los grupos– se enriquezca con oportunas aportaciones simbólicas y prácticas, que favorezcan su comprensión y valorización. ¿Por qué no probarlo? Una pastoral juvenil no derrotista, apasionada y creativa –¡las Jornadas Mundiales de la Juventud han dado buena prueba de ello!– es capaz de dar, con la ayuda de Dios, pasos verdaderamente significativos. Si el Rosario se presenta bien, estoy seguro de que los jóvenes mismos serán capaces de sorprender una vez más a los adultos, haciendo propia esta oración y recitándola con el entusiasmo típico de su edad" JUAN PABLO II Extracto de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae

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La perla: cuando la herida se transforma en belleza



A mí me lo han hecho antes

Un manifestante laicista increpa a una peregrina de la JMJ de Madrid en la Puerta del Sol el 17 de Agosto de 2011

                "Si el mundo os odia sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuérais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo.

               Acordáos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado" Jn 15, 18-21

El sumo sacerdote Caifás increpa a Cristo en el Sanedrín la madrugada de la Pascua del año 33
 

La oración



      "Todos los hombres son pobres. Pero no todos reconocen por igual su indigencia. La oración les hace entrar en la cuenta de esa indigencia. La oración no enseña nada a Dios, que conoce nuestras necesidades antes incluso de nuestro nacimiento. Tampoco tiene por meta el rendir a Dios, en el sentido estricto de la palabra, y de empujarle a darnos hoy lo que parecía que nos negaba ayer. Dios no cambia de idea. Lo que la oración cristiana consigue es doblegar el orgullo, la soberbia del hombre, que cierra el paso a la gracia como una persiana cierra una habitación a la entrada de la luz" GEORGES HUBER Mi Ángel marchará delante de ti. Cuadernos Palabra (2005)

Dios elige a unos pocos para salvar a todos

  Nuestra vida es como una parcela rodeada de otros tantos terrenos/personas. No somos propietarios de ella. Nos la ha dado Dios en usufructo, para trabajarla y sacar de ella los mejores frutos. Pero Él, el Señor de las tierras/vidas, también ha elegido unas cuantas parcelas que quiere trabajar personalmente. Y para ello ha enviado a su Hijo, Jesucristo, para trabajarlas cada día. Pero ¿por qué unas y no otras? Ese es el misterio de la Elección, que no tiene respuesta aquí en nuestra vida terrena. Jesús llega todos los días a esos campos, llama a la puerta y espera a que le abran. Cuando pasa, Él trabaja las parcelas. Cultiva, poda y limpia las plantas y riega los jardines. Así todos los días. De manera que, con el tiempo, las parcelas en las que Él entra habitualmente acaban siendo campos y jardines frondosos que destacan en medio de las demás parcelas (ver foto de arriba) 

  Visto sólo así, a primera vista, podria entenderse que la Elección de Dios sobre unos pocos es una discriminación por cuanto hay muchos que se quedan "apartados" de Su favor y "condenados". En mi vida me he encontrado muchos ¿cristianos? que se quejan de este supuesto favoritismo (sin saber que ellos mismos también han sido elegidos) Pero la realidad de la Elección no es tal discriminación, sino más bien todo lo contrario. Dios quiere salvar a todos y en ese proceso sigue una "pedagogía" peculiar. Ante todo, la Elección no la impone, ya que el hombre siempre es libre para aceptarla. Cuando cada mañana Jesús llama a la puerta de la parcela puede encontrarse con que muchos de los elegidos le den con la puerta en las narices. 

  En segundo lugar, la Elección pretende salvar a todos. Cuando Dios envia a su Hijo a un campo lo hace para que los vecinos que viven en los alrededores puedan observar la belleza de su trabajo en él, admiren la frondosidad y armonia de sus cultivos. En definitiva, que los vecinos puedan comprobar que el Reino de Dios ha llegado ya. Que puedan creer en Dios, viendo sus frutos en otros.

Pero ¿con qué fin? Para que se salven todos. Los elegidos y sus vecinos. Para que el día que llegue el juicio particular, después de la muerte, los vecinos puedan aceptar el amor del Padre y pasar a la morada que les ha preparado. Y todo ello, sin haber sido elegidos. Simplemente, por creer en Él y aceptar su Amor. Así, al poner a cristianos a su lado, Dios también los eligió a ellos. 

  Pero esta Elección va mucho más allá. Los vecinos "admirados" del trabajo del Hijo de Dios también pueden pedir al Señor de las tierras que envíe a Su Hijo a su parcela para que las trabaje. Si es así, el Señor, gustosamente, también les enviará al Jardinero a sus tierras para que disfruten ya aquí, en vida, de los frutos del Reino. Porque, como hemos dicho, su intención es que todos se salven. Pero siempre respetando la libertad del hombre.

  "Vuestra vida no les pertenece sino que es un don con el cual ustedes deben llevar gozo a otros y conducirlos a la vida eterna" Mensaje de la Virgen en Medjugorje el día de Navidad de 1992

   "Una cosa es evidente: Dios elige. Analizar racionalmente las causas de la elección es imposible, es un misterio. Pero no elige para excluir a los demás, sino para llegar a unos por medio de otros" BENEDICTO XVI